domingo, 26 de octubre de 2025

El doble discurso de Ricardo Salinas Pliego: entre el “quiero pagar” y la manipulación mediática

 


Por Redacción | Agencia MANL


Ciudad de México, octubre de 2025.–

El empresario Ricardo Salinas Pliego volvió a colocarse en el centro del debate nacional tras enviar un mensaje directo a la presidenta Claudia Sheinbaum. Con tono conciliador, aseguró estar “cansado de tanto litigio” y dispuesto a “terminar esta pesadilla” con el Servicio de Administración Tributaria (SAT). Prometió incluso pagar en menos de diez días, “si le dicen cuánto”. Pero detrás de ese aparente gesto de buena voluntad se esconde un discurso construido para manipular la opinión pública y presionar políticamente al gobierno federal.


El contexto revela más que sus palabras. Grupo Salinas —propietario de Banco Azteca, Elektra, TV Azteca y Totalplay— arrastra una deuda fiscal que supera los 74 mil millones de pesos, derivada de litigios que se han prolongado por más de una década. Pese a las reiteradas sentencias adversas del Poder Judicial, el empresario ha evitado cubrir esos adeudos, interponiendo amparos y recursos que alargan el proceso.


En julio de este año, la Suprema Corte confirmó que TV Azteca debía pagar más de 3 mil 500 millones de pesos al fisco, una resolución que el empresario descalificó acusando al SAT de actuar “como el crimen organizado que cobra derecho de piso”. Es decir, mientras afirma públicamente querer saldar cuentas, en lo Pliego apeló al sentimentalismo al mencionar “20 millones de clientes en Banco Azteca, 10 millones en Elektra y  


Además, la supuesta disposición a pagar “en menos de diez días” es, en los hechos, una maniobra discursiva: el propio SAT ha notificado en distintas ocasiones los montos exactos a cubrir, pero las empresas del grupo han optado por impugnarlos en tribunales. En junio pasado, el órgano fiscalizador explicó que los litigios siguen activos porque las partes no han aceptado los cálculos oficiales.


Expertos fiscales y observadores económicos coinciden en que Salinas Pliego busca forzar una negociación política, no jurídica. Su mensaje a Sheinbaum intenta proyectarlo como un empresario “dispuesto al diálogo” frente a un Estado “intransigente”, cuando las resoluciones judiciales demuestran lo contrario.


El trasfondo de esta narrativa también apunta a la preservación de su poder mediático. TV Azteca y sus plataformas digitales han difundido mensajes y programas donde se enaltece la figura del empresario, presentándolo como víctima del “abuso burocrático”. Es una campaña bien calculada: mientras se asume como generador de empleo y motor económico, elude su responsabilidad fiscal bajo el argumento de la persecución política.


La presidenta Claudia Sheinbaum, por su parte, ha sido clara: “Las deudas no se politizan, se pagan”. Su gobierno ha reiterado que no habrá privilegios, aunque no ha cerrado la puerta a un diálogo institucional. Sin embargo, el gesto de Salinas Pliego —vestido de buena voluntad y rodeado de aplausos— parece más un desafío que una disculpa.


En los hechos, el empresario no ha presentado prueba alguna de haber realizado un pago parcial o haber desistido de sus impugnaciones. Su supuesta “petición formal” al SAT para que indique el monto a pagar es, según fuentes de la dependencia, una maniobra ya repetida: solicitar un nuevo cálculo para seguir retrasando la ejecución.


Así, el discurso del “quiero pagar” no es un acto de transparencia, sino un capítulo más de una narrativa de confrontación mediática. Mientras tanto, los recursos que debería entregar al fisco —y que equivalen al presupuesto anual de varios estados del país— siguen sin ingresar a las arcas públicas.


En tiempos en que la justicia fiscal se discute con lupa, el caso de Ricardo Salinas Pliego muestra cómo el poder económico y mediático puede intentar convertir una deuda millonaria en espectáculo. Lo cierto es que el empresario no busca pagar: busca negociar su versión de la verdad.


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